O, si lo prefiere, puede leer el texto a continuación:
Esta semana Chile se ganó una estrella… Lo que no nos dijeron fue cuántas estrellas faltan y que Chile también se merece. Cuántas estrellas necesitan los estudiantes, los trabajadores, los enfermos, los pobres, la clase media, los despedidos, los subcontratados... , y que Chile por el momento parece no enterarse o no interesarse en anunciar en Cadena Nacional, ni en gestionar en el desagradable cuoteo político al que ya nos acostumbró el panorama local; cuantas estrellas necesitaría la clase política colocar gigantes en la plaza de la ciudadanía que es sólo de la ciudadanía cuando van a hacer turismo, que deja de ser de al ciudadanía cuando ésta quiere exigir derechos. En ese entonces, la plaza de la ciudadanía se cerca con barreras papales y se custodia con carabineros para que no entre la ciudadanía, a la plaza de la ciudadanía.
Porque las cosas que se gana Chile son para todos los chilenos, a veces.
Esta semana, con la estrategia comunicacional de la Reforma Provisional, Chile se pregunta ¿es la única estrella que nos merecemos? ¿Es la única estrella proactiva que tendremos que agradecerle a un gobierno que nos tiene acostumbrado a medidas reactivas, a soluciones para salir del paso y lograr deposición de protestas y movilizaciones. No importa quien esté en el sillón de La moneda, si la izquierda, el centro, la derecha, la izquierda extraparlemanetaria… Todos hacen campaña con las estrellas que nos faltan, pero a la hora de la verdad importan más los porcentajes de los partidos, la representatividad de las alianzas, las alternancias en el poder. Importa, sobre todo el poder.
Mientras los ciudadanos no pueden entrar a la plaza de la ciudadanía cuando van a reclamar, mientras los chilenos siguen subcontratados, con sueldos que no alcanza a cubrir el costo de la vida; enfermos, sin sistema que los ampare y los cure, o cuando menos que los proteja. Como los políticos nos invitan siempre a mirar la parte llena del vaso, acá miramos la parte vacía. La que hay que llenar porque es la mayor parte del vaso. Los vacíos, las faltas, las urgencias,…
Si nos conformamos con la parte llena del vaso, tendríamos que estar saltando todos de alegría porque la vida se nos va arreglar cuando cumplamos 65 años. Cuando ya no alcancemos a vivir mucho más… Habría entonces que dar gracias a los políticos porque gracias a que se pusieron de acuerdo en sus convites, nosotros, el hombre común y corriente, nos ganamos una estrella.
La vida se nos va arreglar cuando cumplamos 65 años. Mientras sigamos viviendo con una estrella. Miremos a la bandera, toda la vida, nuestro símbolo nacional ha tenido una estrella y somos los mejores de Latinoamérica. ¿Para qué pedir más?